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Omar Gaxiola

La Rutina, la Tecnología y el Realismo Capitalista

/ 5 min read

Introducción

En el mundo moderno, la tecnología nos promete libertad y conexión, pero a menudo nos encontramos atrapados en ciclos de rutina y aislamiento. Esta es la historia de Juan, un joven que descubre cómo el realismo capitalista y la obsesión por la tecnología pueden conducir a una vida sin propósito.

La Rutina de Juan

Juan era un joven atrapado en un ciclo sin fin. Cada día se levantaba, no por voluntad, sino porque el reloj de la rutina lo obligaba. Su apartamento, una caja de cuatro paredes decorada con pósters de sus videojuegos favoritos, era su refugio y su prisión. La luz azul de la pantalla era su amanecer, y el sonido de las notificaciones de su ordenador portátil marcaba el inicio de su jornada laboral.

Trabajaba en una empresa de software, una de esas donde nadie se conoce y las cámaras siempre están apagadas en las videollamadas. Su jefe, una voz que provenía de algún rincón del mundo, le asignaba tareas con la misma monotonía con la que Juan cumplía sus horas de trabajo. Él nunca había visto el rostro de su jefe, y casi todos los días olvidaba su nombre. Solo existían los mensajes de Slack que aparecían cada mañana con instrucciones que parecían escritas por una inteligencia artificial.

![Vida de Juan](Una habitación iluminada solo por la luz azul de una pantalla de ordenador, con un joven trabajando en un escritorio rodeado de carteles de videojuegos y cables de tecnología.)

La Conexión con la Tecnología

La casa de Juan estaba llena de cables y consolas. Cada rincón era un santuario a las tecnologías que lo mantenían conectado a un mundo que parecía más real que el exterior. La línea entre el trabajo y el ocio era tan delgada que a veces se olvidaba de cuál era cuál. Al terminar su jornada, ni siquiera se levantaba de la silla. Simplemente, cerraba el software de trabajo y abría el videojuego de turno. Era ahí donde realmente vivía, donde se convertía en un héroe capaz de salvar mundos enteros de la destrucción, mientras su mundo real se desmoronaba lentamente.

En sus juegos favoritos, Juan era un guerrero invencible, un mago poderoso, un piloto espacial con el destino del universo en sus manos. El tiempo pasaba de manera extraña en ese mundo virtual. Las horas se deslizaban, desaparecían entre el clic del teclado y el movimiento del ratón. En esas realidades alternas, encontraba el significado que la vida real le negaba.

![Juan Jugando](Un joven completamente absorto en un videojuego, con el reflejo de su pantalla brillando en su rostro, mientras la habitación está oscura y silenciosa.)

El Despertar

Sin embargo, a medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, algo dentro de Juan comenzaba a cambiar. La satisfacción que encontraba en sus juegos comenzaba a desvanecerse. Los logros virtuales ya no le producían la misma euforia de antes. Había algo inquietante en su repetición diaria, como si estuviera atrapado en un ciclo interminable sin salida.

Una tarde, mientras jugaba su juego favorito, un MMORPG que había conquistado su vida durante los últimos tres años, Juan recibió un mensaje privado. No era de sus amigos virtuales habituales; era un mensaje extraño, una cadena de números y letras que no tenía sentido. Ignoró el mensaje al principio, pensando que era solo un error, pero algo le llevó a abrirlo de nuevo. Al hacerlo, la pantalla del juego se distorsionó, mostrando una imagen que nunca había visto antes.

Era un espejo. En él, no veía a su avatar de guerrero, sino a sí mismo. Era como si el juego le estuviera mostrando una reflexión de su propia vida, un recordatorio del tiempo que había pasado persiguiendo ilusiones. En ese momento, algo hizo clic dentro de él. Apagó el juego, se levantó de su silla, y por primera vez en mucho tiempo, se asomó por la ventana.

Enfrentando la Realidad

El mundo exterior estaba ahí, inalterado, esperando. La ciudad brillaba con luces artificiales, y la gente caminaba por las calles, inmersa en sus propios mundos. Juan sintió una oleada de emociones que no había experimentado en años: curiosidad, miedo, anhelo. Decidió salir, dejar atrás su cueva de tecnología y enfrentar la realidad que había evitado durante tanto tiempo.

![Vista Desde la Ventana](Un joven mirando por la ventana hacia la ciudad iluminada, con un semblante de esperanza y determinación.)

Reflexión

Esta historia refleja cómo el capitalismo actual se disfraza de libertad y elección, ofreciendo una distracción constante a través de la tecnología y el entretenimiento. El protagonista, atrapado en una rutina que parece inofensiva pero profundamente deshumanizadora, representa a una generación inmersa en una realidad virtual que promete mucho pero entrega poco.

El realismo capitalista, como explica Mark Fisher, sugiere que no hay alternativa al sistema económico y cultural dominante. Este sentimiento se refleja en la vida de Juan, quien se ve atrapado en un ciclo sin fin, sin ver una salida clara. Sin embargo, su momento de revelación sugiere que, aunque el sistema intenta convencernos de que el cambio es imposible, siempre existe la posibilidad de romper el ciclo y buscar algo más allá de las paredes de nuestras rutinas diarias.

La idea de la “hedonia depresiva” que Fisher describe es evidente en la vida de Juan. Aunque encuentra placer momentáneo en los videojuegos, la falta de propósito real y conexión humana lo lleva a una apatía que es difícil de sacudir. La tecnología, que debería servir para conectarnos y mejorarnos, se convierte en una herramienta para la alienación y el control, reflejando la crítica de Fisher al capitalismo tardío.

Finalmente, la historia nos invita a reflexionar sobre la necesidad de buscar alternativas y conexiones auténticas en un mundo que constantemente nos empuja hacia el aislamiento y la complacencia superficial. Es un llamado a despertar de la ilusión y enfrentar las realidades que nos rodean, desafi